Test de Wartegg, Confiabilidad y Validez.
El test de Wartegg es un test gráfico expresivo, que tiene como objetivo primordial identificar aspectos de la personalidad de la persona evaluada. Biedma et al (1960) citados en Pérez. J (2018), realizaron estudios en cuanto a validez, confiabilidad, fidelidad y objetividad del test de Wartegg, comparando los resultados “con el “Rotter Incomplete Sentences Blank”, el análisis grafológico y la anamnesis de los sujetos”, donde se dedicaron a los estudios de 2.812 casos de personas entre los 5 y 59 años. Respecto a la validez, señalan que es un test que no tiene por qué verse con las mismas exigencias de los test de performance, ya que el Wartegg posibilita un diagnostico individual y permite una proyección creadora. Estos autores estudiaron desde lo cualitativo las características individuales, y solo se tomó el método cuantitativo para estudiar la validez en cuando a intensidad, variabilidad y acción compensadora de los diferentes atributos.
Pessotto y Primi (2018), con motivos de encontrar evidencia en relación a val validez, llevaron a cabo un estudio realizado a 40 personas, las cuales fueron separadas en dos grupos. El primer grupo fue conformado por pacientes diagnosticados con esquizofrenia, mientras que el segundo fue conformado por personas que no poseían ningún historial de patologías psiquiátricas. Tras finalizada la aplicación del test de Wartegg a los participantes, los resultados fueron codificados en relación al sistema propuesto por Pessotto (2015). Los resultados indicaron que, de las 55 variables posibles analizadas, 7 presentaron diferencias significativas entre los grupos. En la regresión logística, fue posible observar el carácter predictivo de las variables con destaque para la Mala Calidad Formal (FQ-) y Movimiento Humano (M). Para estas dos variables se observó que su uso de forma conjunta es favorable, indicando, así, evidencia de validez de criterio.
Rodríguez, Primy y Koich (2007) citados en Enobi (2019), realizaron una investigación para evaluar dicha característica psicométrica de la prueba, para lo cual utilizaron el criterio externo, en correlación con los resultados de las pruebas 16PF y el Bpr5. Para ello compararon estos 3 instrumentos en un grupo de 121 participante con edades que iban de los 16 a 65 años de ambos sexos. Sin encontrar correlaciones significativas entre dichos instrumentos, aunque obteniendo algunas correlaciones coherentes y otros no tan coherentes con otras interpretaciones del Wartegg. Las conclusiones de su estudio sugirieron que no hay evidencia rigurosa para usar el Wartegg de forma profesional.
En cuanto a la confiabilidad, Biedma et al (2000), muestran en sus estudios los elementos que varían y los que persisten, dependiendo de las situaciones que intervienen en el desarrollo de cada sujeto. Al someter a la prueba a alumnos de 10 y 11 años, los cuales volvieron a evaluar en la etapa de paso de la infancia a la adolescencia, donde pudieron evidenciar cambios en la posición cultural y la aparición de nuevos intereses. Para evaluar el grado de objetividad, Biedma et al (1960), trataron de disminuir los factores subjetivos en los resultados, con la elaboración de reglas y de tablas para que los datos sean más precisos y controlados, posibilitando que el trabajo sea realizado satisfactoriamente por personas que no tengan una especialización necesariamente. Estos autores señalan en base a la confiabilidad que el test es un apoyo eficaz tanto para el psiquiatra con casos psicopatológicos como con sujetos normales, ya que los resultados del análisis de muchos casos extremos de sujetos difíciles y alienados han sido exitosos.
De acuerdo a Sánchez y Pardo (2013) a pesar de que el Wartegg es muy utilizado en diversos países del mundo, tanto en el ámbito clínico, organizacional y educativo, en su versión 8 y 16 campos, son pocos los estudios actuales sobre su validación, por lo cual hicieron un estudio de carácter empírico-cualitativo con una muestra de 200 estudiantes, donde se apoyaron en el modelo de Rasch de la teoría de respuesta al ítem. Al analizar los factores que conforman el test, se originaron nuevas escalas para mejorar el proceso de análisis del test de Wartegg, en los factores CLA (Claridad), DIM (Dimensión) ECO (Economía Espacial), ORI (Originalidad), SIM (simplificación esquemática), PRE (Presión). Además de la necesidad de mejorar las escalas en los factores DIN (Dinamismo), EMH (Emplazamiento horizontal), EMV (Emplazamiento Vertical) y ESP (Espesor)
Para hacer más complejo el panorama, en el Perú la mayoría de estudios psicométricos se orientan a la validez y confiabilidad o adaptación de escalas y pruebas de este tipo, por lo que existe escasa investigación respecto a pruebas proyectivas. El valor de una perspectiva psicométrica lejos de oponerse a la naturaleza proyectiva de un instrumento puede constituirse en un factor complementario. Así, determinar la validez y la confiablidad de un instrumento como el test de Wartegg se constituye, sin lugar a dudas, en un importante aporte a nuestro campo profesional.
Referencias
http://pepsic.bvsalud.org/scielo.php?script=sci_abstract&pid=S1677-04712018000300002&lng=es&nrm=iss
http://bibliotecadigital.udea.edu.co/bitstream/10495/15247/1/PerezJenny_2018_AnalisisVal idezConfiabilidad.pdf
http://repositorio.usil.edu.pe/bitstream/USIL/9182/1/2019_Enobi-Shimabuku.pdf
Autor Artículo
María José Campos Diocaretz, Psicóloga UDD, Chile – Bachelor of Psychological Science, Universidad de Newcastle, NSW, Australia.