Síntomas y Tratamiento de la Crisis de Pánico.
Dentro de los trastornos ansiosos descritos en el DSM-V, se encuentra el Trastorno de pánico (TP), el cual se caracteriza por ataques de pánico inesperados, recurrentes y que generan una preocupación excesiva, en el que la persona puede ser que pierde el control. Además, el trastorno se caracteriza por la evitación de las situaciones que pueden generar esta sensación de pánico, siendo así un tipo de ansiedad muy invalidante, dado que genera un gran sufrimiento a quien lo padece. Para diagnosticar a una persona con este trastorno, se debe cumplir una serie de criterios y debe a su vez diferenciarse de otros trastornos que también generan ataques de pánico, como también ser diferenciado de las crisis de pánico.
Según un artículo publicado por Susana Amodeo, este trastorno suele comenzar al final de la adolescencia o al comienzo de la edad adulta (entre los 20 y los 24 años de edad), y según las cifras, las mujeres tienen una mayor prevalencia de presentar el trastorno en comparación a los hombres, con una proporción aproximada de 2:1. Según los autores Martín Torres, Esther Perea, Irma Caro y Luis Polo, el ataque de pánico posee una tasa de prevalencia del 3 al 5.6%, y el trastorno de pánico entre 1.4 a 2.9%, siendo más frecuente en mujeres y con una edad media de aparición a los 25 años, pese a que puede aparecer en cualquier momento de la vida. Este trastorno suele estar asociado a otros trastornos, por ejemplo, al trastorno depresivo mayor, a otros trastornos ansiosos hipocondría, ansiedad, trastornos de la personalidad y consumo de sustancias.
En un artículo publicado por Elia Roca, se indican algunos criterios del DSM-IV para el diagnóstico de las crisis de pánico. Las crisis de pánico se caracterizan por una ansiedad aguda o un malestar intenso, que se acompañan por 4 o más de los siguientes síntomas: elevación de la frecuencia cardiaca, sudor, temblores, sensación de ahogo o falta de aliento, malestar o presión en el pecho, náuseas, inestabilidad o mareo, sensación de hormigueo, escalofríos, percibirse a sí mismo/a de forma extraña, entre otros. Sin embargo, se debe diferenciar las crisis de pánico del trastorno de pánico. Este trastorno se caracteriza por crisis de pánico repetidas y algunas de ellas son inesperadas. Al menos una de ellas se ha seguido durante un mes o más, de alguno de los síntomas: inquietud por la posibilidad de tener más crisis, preocupación ante sus consecuencias, un cambio significativo del comportamiento relacionado con las crisis.
Dentro de las recomendaciones para superar estas crisis o el trastorno, en primer lugar, está la Terapia Cognitiva-Conductual (TCC), la cual ha sido ampliamente estudiada y es un tratamiento altamente efectivo Esta terapia se caracteriza por logros del tratamiento que se mantienen a largo plazo y tiene eficacia demostrada tanto en terapia individual como en terapia grupal. Esta terapia combina la reestructuración cognitiva junto con una terapia de exposición que tiene como objetivo que los pacientes puedan tener un sentido de seguridad en los contextos temidos. Las reestructuraciones permiten que los/as pacientes identifiquen y modifiquen las evaluaciones consideradas como amenaza que están relacionadas con el pánico. Actualmente existe una gran controversia respecto a si la TCC es más efectiva que la farmacoterapia, sin embargo, el objetivo debe ser buscar la mejor alternativa para cada paciente y adecuarlo a su contexto y a su diagnóstico.
Asimismo, los defensores de la farmacoterapia basada en los inhibidores de la recaptación de serotonina o en los medicamentos de serotonina-norepinefrina indican que los fámarcos son aún más efectivos que la Terapia Cognitivo-Conductual. Los benzodiacepinas y los antidepresivos tricíclicos también se utilizan como parte del tratamiento, específicamente la imipramina. Sin embargo, un problema con los benzodiacepinas es que generan dependencia y provocan una alta tasa de caídas al abandonar el tratamiento, por lo que suelen recomendarse los nuevos antidepresivos, inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (SSRI), los cuales, administrados gradualmente, pueden reducir significativamente ambos problemas. Los SSRIs como la fluvoxamina, según los investigadores de orientación farmacológica, son más eficaces que la TCC y destacan por su rapidez de acción y por lo fácil de administrar que resulta.
Otros enfoques de tratamiento psicológico derivados de la TCC también consideran el ejercicio físico, el entrenamiento respiratorio, la autoayuda y la Terapia Cognitiva basada en Mindfulness pueden ser alternativas para aquellas personas que no desean un tratamiento basado en la farmacología o en la TCC. Sin embargo, la mayoría de los autores concuerdan en que la combinación de los fármacos y la psicoterapia suelen ser la mejor alternativa para los pacientes que padecen tanto crisis de pánico como también para las personas diagnosticadas con Trastorno de Pánico. Pese a aquello, lo recomendable es asistir donde un profesional y hablar acerca de los síntomas, para descartar algún problema físico.
Referencias
http://www.cop.es/colegiados/pv00520/articulo%20webs%202,%203,%205.pdf
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5888107
http://www.psicothema.com/pdf/469.pdf
http://www.scielo.org.co/pdf/anco/v27n1/v27n1a08.pdf
Autor Artículo
María José Campos Diocaretz, Psicóloga UDD, Chile – Bachelor of Psychological Science, Universidad de Newcastle, NSW, Australia.
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