Relación entre las emociones y el consumo de alimentos

 

En la actualidad se ha debatido frecuentemente la posible relación entre la alimentación y los factores psicológicos en seres humanos, particularmente las emociones. Dentro de
algunos factores relacionados a la ingesta de alimentos se encuentra, usualmente, la cultura, la religión, el clima, la familia, la cultura, entre otros. Sin embargo, existen investigaciones que afirman que existiría una relación entre los alimentos consumidos y las emociones que se generan antes, durante y después de consumirlos, logrando así la generación de un debate en torno a esta temática.

En esta misma línea, se ha manifestado que los componentes cognitivo, afectivo y conductual, afectarían la elección de alimentos. Uno de los estudios en relación a esta temática fue realizado en estudiantes pertenecientes a una universidad en México, el cual determinó que las emociones agradables representan uno de los factores que determinan los alimentos ingeridos, y que los estudiantes tienden a escoger alimentos basados en hidratos de carbono, proteína y grasa, como también vitaminas y minerales.

Emociones y Alimentación

En un estudio realizado en personas no obsesas se pueden observar distintas manifestaciones comportamentales en relación a la ingesta de alimentos, pero que definitivamente la relación que cada individuo tiene con la comida depende de factores psicológicos, tales como la restricción de alimentos, la adicción a los alimentos o el comer emocional, lo cual puede modificar la percepción del apetito y puede cambiar la conducta alimentaria. Específicamente, las personas inestables emocionalmente tienen una tendencia a alimentarse a base de dulces, alimentos salados y calóricos. Esto también se relaciona estrechamente con los niveles de impulsividad en las personas, ya que individuos impulsivos también tienen una tendencia a comer alimentos ricos en calorías y dulces.

Así es como se trae a discusión el Síndrome de Edorexia, el cual consiste en un apetito excesivo e incontrolable, el cual sería el precursor de la conducta alimentaria desbalanceada. Como consecuencia de este apetito descontrolado y la alimentación excesiva, muchas personas llegan a ser obesas y acumulan grasa de forma
desproporcionada.

Otras investigaciones para analizar los factores psicológicos relacionados a la conducta alimentaria indican que el deseo de comer en exceso se basa en una dependencia con los
alimentos, la ansiedad y el estrés. De igual manera, estudios indican que previamente a los atracones surgen emociones negativas tales como sensación de vacío, depresión, entre
otras, mientras que dentro de las consecuencias se encuentra generalmente un alivio de pensamientos desagradables y de emociones negativas. Esto se complementa con otros
estudios realizados en personas con diferentes trastornos alimenticios, en los que se ha encontrado que predominan emociones negativas antes y después del consumo,
principalmente culpabilidad.

Pese a que existe evidencia en torno a la relación entre las emociones y el consumo de alimentos, se recomienda realizar una mayor cantidad de estudios sobre la relación entre emociones positivas y la alimentación, ya que la mayoría de las investigaciones se ha enfocado principalmente en la relación entre las emociones negativas y el consumo de
alimentos.

Autor Artículo 

María José Campos Diocaretz, Psicóloga UDD, Chile –  Bachelor of Psychological Science, Universidad de Newcastle, NSW, Australia.

Referencias

http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0036-36342014000300007
http://scielo.isciii.es/pdf/ap/v34n1/0212-9728-ap-34-01-00001.pdf

 

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