Depresión

En la actualidad, existen trastornos que son más prevalentes en la población adolescente y adulta, más aún considerando las condiciones sanitarias a las que nos enfrentamos. Uno de los trastornos más consultados en la atención primaria es la depresión, la cual está relacionada con impedimentos cognitivos y con un mayor riesgo de sintomatología depresiva en la adultez tardía. Es así que la depresión es considerada un problema de salud pública mundial debido a la discapacidad que causa, a la comorbilidad con otros trastornos y al alto costo social que implica. Sin embargo, según un artículo publicado por Lilian Salvo el año 2014, la depresión alcanza una cifra superior en los países de altos ingresos en comparación a los de menor ingresos. Centro Psicólogos

En el mundo, su prevalencia en la población es de un 8 a un 12% y se estima que para la siguiente década habrá un aumento en su prevalencia. Es más, los estudios internacionales muestran que este trastorno se presenta en alrededor de un 20% de las atenciones primarias. En Chile existe escasa información respecto a estudios con seguimiento a largo plazo que den cuenta de esta realidad, sin embargo, sí existen estudios a nivel de los síntomas y síndromes. Uno de estos estudios fue realizado en Santiago de Chile por Sepúlveda, Almonte, Valenzuela y Avendaño, demostrando que en un 14,7% de los adolescentes registraban síntomas o signos frecuentes de depresión, y un 59% presentaba síntomas ocasionales.

Depresión

Para propósitos de este artículo, al hablar de depresión se está haciendo alusión principalmente al Trastorno de Depresión Mayor (TDM), el cual forma parte de los Trastornos Depresivos en el DSM, junto con el trastorno de desregulación destructiva del estado de ánimo, el trastorno depresivo persistente, el trastorno disfórico premenstrual, el trastorno depresivo inducido por una sustancia/medicamento, el trastorno depresivo debido a otra afección médica, otro trastorno depresivo especificado y finalmente otro trastorno depresivo no especificado.

Según el DSM, la depresión se caracteriza por cinco o más síntomas descritos en el manual, y que han estado presentes por dos o más semanas y que representan un cambio en el funcionamiento anterior del sujeto. Asimismo, al menos uno de los síntomas es un estado de ánimo deprimido o la pérdida de interés o de placer. A modo global, estos síntomas posibles enlistados en el criterio A del DSM son; estado de ánimo deprimido la mayor parte del día, disminución importante del interés o placer por casi todas las actividades, cambios importantes en el peso (pérdida o aumento), insomnio o hipersomnia, agitación o retraso psicomotor, fatiga o pérdida de interés, sentimiento de inutilidad o culpabilidad excesiva y finalmente dificultades para concentrarse, mantener la concentración o para tomar decisiones.

Además de los cinco síntomas descritos en el criterio A, el criterio B establece que estos síntomas causan malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas del funcionamiento. El criterio C establece que el episodio no es atribuible a los efectos fisiológicos de una sustancia u otra afección médica. El criterio D considera que el episodio de depresión mayor no se explica mejor por otro trastorno (esquizoafectivo, esquizofreniforme, esquizofrenia, trastorno delirante u otro trastorno especificado o no

especificado del espectro de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos). Finalmente, el criterio E establece que nunca ha habido un episodio maníaco o hipomaníaco.

Es así que, al momento de considerar un diagnóstico de depresión mayor, además de considerar los cinco síntomas presentes en el criterio A, se debe tener en cuenta el resto de los criterios previamente mencionados y deben formar parte de este diagnóstico. Además, al contar con el diagnóstico se deben especificar las características del trastorno, es decir, si presenta características mixtas, melancólicas, atípicas, psicóticas (y si son congruentes o no con el estado de ánimo), con catatonía, con inicio en el periparto o con un patrón estacional.

Para enfrentar este trastorno cada vez más prevalente, la OMS recomienda implementar acciones preventivas desde el sistema sanitario, es decir, fortalecer el tratamiento, entrenar a profesionales en el diagnóstico y atención de la depresión, mejorar la disponibilidad de fármacos, educar a la población en el reconocimiento de los problemas mentales, involucrar a las familias y comunidades en el desarrollo de políticas públicas, entre otras. Al mismo tiempo, considerando que en nuestro país no existen muchas investigaciones longitudinales sobre la depresión, se recomienda aumentar los estudios sobre los aspectos biológicos y psicosociales del TDM en pro de aumentar su comprensión y de esta manera desarrollar las intervenciones adecuadas.

Referencias

https://scielo.conicyt.cl/pdf/rmc/v142n9/art10.pdf

https://www.eafit.edu.co/ninos/reddelaspreguntas/Documents/dsm-v-guia-consulta-manual-diagnostico-estadistico-trastornos-mentales.pdf

 

Autor Artículo 

María José Campos Diocaretz, Psicóloga UDD, Chile –  Bachelor of Psychological Science, Universidad de Newcastle, NSW, Australia.

 

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